En Encuentro con un gorila
Salvaje, directo, extraordinario
Sin duda he vivido muchos safaris y excursiones;
- ¿La Gran Migración? Por supuesto.
- ¿En la jungla tailandesa? Hace años.
- ¿Siguiendo la pista de los mayas en México? Claro.
Pero nada puede compararse a un encuentro con un gorila en libertad, de cerca y sin adulterar.
El Parque Nacional Impenetrable de Bwindi, en Uganda, alberga al gorila de montaña más grande del planeta. El parque en sí alberga mucho más que gorilas de montaña, aunque son los codiciados reyes de la selva en esta reserva. Con más de 400 especies de plantas, 120 de mamíferos y 350 de aves que realmente merecen los prismáticos, Uganda posee una de las selvas tropicales con mayor diversidad biológica del mundo. Pero el premio final, por supuesto, es un encuentro inolvidable con los raros gorilas de montaña, de espalda plateada.
Gorilas! Visitar a estos animales en su entorno natural es sin duda un privilegio y algo que hay que proteger. Por ello, el trekking se realiza en grupos muy reducidos con un guía experimentado y porteadores locales que ofrecen su ayuda.
Los guías van equipados con rifles, por intimidante que parezca, para ahuyentar a los gorilas si se ponen agresivos. En general, las excursiones son muy tranquilas, siempre que los visitantes respeten las normas. Los porteadores ayudan en la caminata por la densa selva, que no es un paseo por el parque. Aquí no hay caminos asfaltados.
Por lo general, los senderistas deben estar en forma y preparados para enfrentarse a condiciones húmedas, mojadas y fangosas. Llevar guantes de jardinería puede parecer un poco exagerado, pero sin duda es aconsejable para protegerse de las partes afiladas y cortantes de las plantas.
La mejor época para escalar las empinadas laderas de la selva y vislumbrar a los gorilas es durante las estaciones secas de la región, de diciembre a febrero, y de junio a septiembre. Las posibilidades son buenas, y las probabilidades de encontrar una familia de gorilas aquí superan con creces el 90 por ciento.
En cuanto los guías logran localizar a la familia de gorilas, aumentan los latidos del corazón y los humanos nos convertimos en extras. Observamos sus actividades, cómo juegan, se comunican, comen... sin barrotes ni vallas. Es un momento surrealista. Después de todo el esfuerzo de luchar al atravesar la selva, este momento es para mí sagrado, el momento en que te das cuenta de que eres ligeramente inferior al mundo natural.
El tamaño de sus manos y pies es asombroso: te sientes muy pequeño en comparación. Sus brazos son más largos que sus piernas. Los gorilas de espalda plateada pueden llegar a medir más de 2 metros.
Este encuentro inolvidable quedará conmigo para siempre; volveré con tantas ilusión como la primera vez.